
21 Ago Cuando la calma informa más que el ruido
Últimamente, cada vez que pongo un telediario tengo la misma sensación: los locutores hablan como si todos tuviéramos problemas auditivos. Levantan la voz, aceleran el ritmo y parecen competir con las pantallas llenas de cintillos que anuncian “última hora”, música de tensión de fondo y gráficos que no dejan descansar la mirada. Todo está diseñado para que no apartemos la atención ni un segundo.
Y, sin embargo, lo que más agradezco hoy es lo contrario: encontrar un podcast, por ejemplo, donde la voz baja el tono, se permite una pausa, respira conmigo. No es una carrera por captar mi atención, sino una conversación sencilla, calmada, que me invita a estar.
Obviamente, esto no es una tendencia que haya aparecido hoy. El pensador Neil Postman ya advertía en su libro Divertirse hasta morir (1985) que la televisión había convertido la información en espectáculo. Y ahora lo vemos con claridad: las noticias se consumen como entretenimiento, con estrategias cada vez más invasivas para evitar el silencio, porque temen que el silencio haga que “cambiemos de canal”.
La buena noticia es que muchas personas están huyendo de ese ruido. Los estudios sobre el auge del podcasting (Edison Research, 2023) muestran que lo que más valoran los oyentes es la intimidad y cercanía de una voz que parece hablarles directamente. Hay un término que lo define bien: intimidad mediada. Esa sensación de estar en diálogo con alguien que no grita, que no corre, que te acompaña.
Incluso desde lo fisiológico hay una explicación: el neurólogo Stephen Porges, con su teoría polivagal, describe cómo los tonos de voz alteran nuestro sistema nervioso. Una voz elevada activa el estado de alerta; en cambio, una voz suave y pausada transmite seguridad, calma y abre la escucha.
Por eso, proyectos como Slow News (en Italia y España) se inspiran en el movimiento slow media: medios más lentos, reflexivos, que eligen calidad en vez de velocidad. Porque comunicar no es saturar, sino acompañar.
En parte, la comunicación consciente es esto: elegir el tono que te invita en lugar del que invade. Recuperar la pausa como forma de respeto. Saber que, a veces, la mejor forma de atrapar la atención no es elevar la voz, sino bajar el ritmo para que quien escucha pueda encontrarse en el mensaje.
¿Qué voces eliges escuchar en tu día a día: las que gritan para retenerte o las que susurran para acompañarte?